La reforma pensional recientemente aprobada en Colombia plantea una transformación significativa del sistema de protección social, con un enfoque especial en la equidad de género. Esta nueva legislación busca reducir las brechas históricas que han limitado el acceso de las mujeres a una pensión digna, reconociendo su rol en el hogar, el trabajo informal y los desafíos estructurales del mercado laboral.

Uno de los principales avances es la reducción progresiva del número de semanas cotizadas necesarias para acceder a la pensión. Anteriormente, se exigían 1.300 semanas de cotización. Con la reforma, las mujeres verán reducidas 25 semanas por año hasta llegar a un mínimo de 1.000 semanas en 2036, facilitando el acceso al sistema de pensiones.

Otro beneficio importante es el descuento de semanas por hijo(a). Las mujeres que hayan cumplido la edad para pensionarse, pero no alcancen el número de semanas requeridas, podrán restar 50 semanas por cada hijo nacido o adoptado, hasta un máximo de 150 semanas. Este incentivo aplica únicamente si aún no se ha cumplido con el tiempo requerido y luego de aplicar el sistema de equivalencias.

El sistema de equivalencias es otro mecanismo que mejora las oportunidades de pensión. Permite transformar los aportes realizados en programas como BEPS (Beneficios Económicos Periódicos) o en el Componente Complementario de Ahorro Individual en semanas de cotización, ayudando a completar los requisitos para pensionarse.

Además, se introduce una renta vitalicia subsidiada para mujeres que hayan cotizado entre 300 y 999 semanas y tengan 60 años o más. Este grupo, que tradicionalmente quedaba por fuera del sistema pensional, podrá recibir un ingreso mensual gracias a un subsidio estatal del 30% sobre el valor de sus cotizaciones.

Finalmente, la reforma contempla medidas para facilitar la afiliación de mujeres con ingresos bajos o independientes. Amas de casa, estudiantes, trabajadoras informales o emprendedoras que ganen menos de un salario mínimo y estén afiliadas al sistema de salud podrán cotizar a pensión sin necesidad de hacer aportes adicionales a salud, eliminando barreras económicas para su inclusión.

Además de las mujeres, esta reforma también traerá beneficios a trabajadores informales, rurales, jóvenes, adultos mayores en pobreza extrema y personas con bajos ingresos, ampliando así la cobertura y el impacto del sistema de protección social en Colombia.