El Gobierno de Estados Unidos publicó este jueves la lista oficial de países que estarán sujetos a nuevos aranceles a partir del 7 de agosto. Según el comunicado emitido por la Casa Blanca, Colombia continuará enfrentando una tarifa del 10%, sin incrementos respecto a lo inicialmente establecido.

La medida, parte de una estrategia comercial basada en el déficit que mantiene EE. UU. con algunos países, impone ajustes arancelarios más severos a aquellos socios con los que mantiene un desequilibrio negativo en la balanza comercial. En el caso colombiano, el Gobierno estadounidense decidió no aplicar un aumento, al considerar que no se justifica bajo sus nuevos parámetros.

Tras el anuncio, la ministra de Comercio, Industria y Turismo, Diana Morales, confirmó que el país permanece bajo la tarifa general del 10%. “Continúan los acercamientos técnicos entre ambos países orientados a mantener las relaciones comerciales de manera armónica y constructiva. Como Gobierno, estaremos atentos a cualquier pronunciamiento adicional que surja de las autoridades estadounidenses”, aseguró la funcionaria.

Confusión inicial y revisión del sector privado

Minutos después de conocida la nueva orden ejecutiva, surgieron dudas en el sector exportador colombiano, especialmente por la redacción del literal D del documento oficial, que generó incertidumbre sobre si la tarifa aplicable sería del 10% o del 20%.

Frente a este panorama, gremios como la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia) y la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex) iniciaron análisis detallados para aclarar el impacto de la medida. Al mismo tiempo, el Gobierno colombiano sostuvo diálogos reservados con su principal socio comercial.

Martín Ibarra, presidente de la firma consultora Araújo Ibarra, explicó que una eventual aplicación del 20% habría tenido efectos desiguales sobre los sectores exportadores. Mientras algunas industrias podrían haberse beneficiado frente a otros competidores, otras habrían perdido competitividad de forma considerable.

Impacto sectorial: ganadores y perdedores

Varios productos clave de exportación de Colombia salieron bien librados. El petróleo y el oro, que representan cerca de US $7.000 millones en exportaciones anuales, quedaron excluidos expresamente de los nuevos aranceles, lo que garantiza su ingreso al mercado estadounidense sin cambios.

El café colombiano, con exportaciones cercanas a los US $1.300 millones anuales, también resulta favorecido. Frente a países como Brasil, que enfrentan aranceles más altos, el grano nacional gana terreno en competitividad.

En el sector floricultor, Colombia también conserva ventajas. Las flores, que generan alrededor de US $1.100 millones al año en ventas a EE. UU., quedaron sujetas al 10% de arancel. Esto es menor al 15% que deberá pagar Ecuador, uno de sus principales competidores regionales y que no cuenta con un tratado de libre comercio con Washington.

Por su parte, productos como ventanas de aluminio, manufacturas de acero y cobre, que suman más de US $600 millones en ventas anuales, no tendrán cambios. Estos bienes ya enfrentaban un arancel del 50%, que se mantiene intacto bajo la nueva normativa.

Desventajas frente a algunos competidores

Sin embargo, algunos productos del agro colombiano se enfrentan a un panorama menos favorable. Tal es el caso del aguacate hass, que mantendrá el 10% de arancel, en desventaja frente a México, país que goza de acceso libre (0%) gracias al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Estados Unidos además prorrogó por 90 días más su decisión de no imponer tarifas a productos mexicanos.

En contraste, el banano colombiano se beneficia. El producto, con exportaciones por aproximadamente US $200 millones anuales, pagará un 10% de arancel, por debajo del 15% que enfrentarán Costa Rica y Ecuador, dos de sus principales competidores en ese segmento.