Luego de que se conociera que el salario mínimo para 2026 quedó en 2.000.000 de pesos a partir del primero de enero, las reacciones no se hicieron esperar entre políticos, economistas y representantes de gremios empresariales.

Armando Benedetti, ministro del Interior, fue uno de los primeros en manifestarse obviamente en favor del aumento de 23.7 por ciento:

 

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Desde la Intergremial Antioquia, se advirtió que tras el excesivo aumento decretado por el Gobierno nacional, habrá una repercusión en toda la economía nacional, que se manifestará en inflación, producto del incremento de los costos para las empresas; del mismo modo se espera una contracción del empleo formal, ya que las empresas reducirán su personal y no contrarán nuevos trabajadores, afectando principalmente a las Pymes, que representan más de 90% del tejido empleador del país.

Otra de las consecuencias que traerá el incremento salarial, que consideran populista en época electoral, será la sustitución de mano de obra por tecnología, dado los altos costos laborales en relación con la productividad.

El economista y exministro José Manuel Restrepo también mostró su preocupación por el incremento, que tildó de populista y que significa un perjuicio para todos.

En la misma línea se pronunció la senadora María Fernanda Cabal:

En tanto, el candidato presidencial Juan Carlos Pinzón señaló que: