La carrera del futbolista brasileño Breno Borges pasó de la gloria al infierno en pocos años. Borges jugó en Sao Pablo y fue tricampeón con el Bayer Múnich. Considerado una joven promesa del Bayern Múnich, terminó en prisión tras ser condenado por incendiar su casa en 2011.

Llegó al club alemán en 2008, con solo 18 años. Pero entre lesiones y falta de oportunidades, su talento nunca terminó de explotar. Sus últimos partidos fueron en 2011, antes de una nueva lesión que requería cirugía.

En septiembre de ese año, con su futuro incierto, Breno provocó un incendio en su casa de Múnich mientras se recuperaba. Fue arrestado y sentenciado a 3 años y 9 meses de cárcel por el delito.

Saldrá 5 horas diarias a entrenar la Juvenil

El Bayern ha mostrado su respaldo al brasileño, a quien se le permitirá salir diariamente de prisión para entrenar a las divisiones menores del club por las tardes.

“Estos 13 meses que he pasado en la cárcel han sido difíciles”, dijo Breno en una conferencia de prensa junto al presidente del Bayern de Múnich, Uli Hoeness, tras analiza su estancia en prisión.

“He cambiado como persona y he aprendido mucho de allí. Estoy feliz de tener esta oportunidad en el Bayern”, explicó Breno, quien trabajará cinco horas al día como entrenador asistente en el equipo sub-23 para luego volver a la cárcel cada tarde.

Pese a que su situación sigue siendo compleja, tras pasar de ser visto como futuro crack mundial a convicto, el presidente del Bayern de Múnich lo apoya: “Breno es un miembro de la gran familia del Bayern que una vez tuvo problemas. Ahora hay un rayo de esperanza y queremos darle la oportunidad”, señaló.

Expertos se preguntan si el aislamiento que sufrió Breno en Alemania, lejos de su familia y sin dominar el idioma, pudo influir en el lamentable episodio que truncó su carrera. Sea como fuere, su caso es una muestra cruda de que la gloria en el fútbol puede ser efímera.