¿Cuál es la mejor opción para el aumento del salario mínimo en Colombia en 2026?
Por: Maria Jose Salcedo
12 octubre, 2025

La discusión salarial para el 2026 en Colombia se calienta con voces técnicas que advierten sobre los riesgos de un incremento excesivo y apuntan a una cifra de aumento “razonable” que se ajuste a la inflación y la productividad real. Estas opiniones contrastan con la propuesta inicial del Gobierno, que sugiere un alza de hasta un 11 %, un porcentaje que algunos analistas consideran desbordado.
Según datos oficiales, la inflación anual hasta septiembre de 2025 cerró en 5,18 %, cifra utilizada como referencia ineludible. De aplicarse únicamente ese dato, el nuevo salario mínimo alcanzaría $1.497.234 COP, cifra que muchos consideran el piso mínimo para evitar que los trabajadores pierdan poder adquisitivo.
Sin embargo, varios expertos proponen un enfoque más prudente: ajustar el salario con un extra de productividad que lo lleve al rango del 7 % aproximadamente. En ese escenario, el monto podría ubicarse cerca de $1.525.888 COP, reflejando una ganancia real sin generar desbordes inflacionarios.
Esta postura contrasta con la expectativa del Gobierno Nacional, que ha indicado que el incremento del 2026 deberá situarse “por encima de la inflación” y no ha descartado un ajuste cercano al 11 %. En ese sentido, el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, aclaró que no existe aún una cifra oficial y que la decisión final se tomará en la mesa de concertación entre trabajadores, empleadores y el Estado.
Críticas y advertencias frente al 11 %
El incremento del 11 % ha generado preocupación entre economistas y gremios, pues podría ejercer presiones adicionales sobre la inflación. César Pabón, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, advirtió que una alza de dos dígitos podría afectar el componente de servicios y calcular “efectos dominó” sobre precios de bienes básicos como el arriendo.
Jaime Cabal, presidente de Fenalco, manifestó que proponer un alza unilateral sin concertación podría llevar al retiro de su participación en la mesa salarial y generar incertidumbre entre los comerciantes.
En contraste, los analistas que defienden el aumento moderado sostienen que elevar el salario de forma prudente permite reactivar el consumo sin generar efectos negativos de largo plazo. Si bien un aumento del 11 % podría beneficiar la percepción de los trabajadores, su efecto real podría diluirse si la inflación responde con alzas secundarias.
El equilibrio que buscan los expertos
Para varios economistas, el rango intermedio —entre un ajuste igual a la inflación y uno de 7 %— representa el mejor punto de equilibrio. No compromete la estabilidad macroeconómica y, al mismo tiempo, mejora el ingreso real de los trabajadores.
El académico Santiago Espinosa sostiene que históricamente el mínimo no ha subido por debajo de la inflación, pero considera que si el aumento queda igual al IPC, “la percepción de estancamiento” podría generar descontento.
No obstante, advierte que un alza excesiva puede provocar efectos contraproducentes: presiones inflacionarias y ajuste en los costos de producción, lo que puede reducir el empleo formal o incrementar la informalidad.
Con información de Portafolio
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