A las principales salas del país llegó “Noviembre”, una producción colombiana que revive uno de los episodios más dolorosos de la historia reciente: la toma y retoma del Palacio de Justicia en 1985. Dirigida por Tomás Corredor y producida por Burning, la cinta explora las más de 27 horas de encierro que vivieron un grupo de guerrilleros y civiles atrapados en un baño mientras, afuera, el país presenciaba una de las jornadas más violentas del siglo XX en Colombia.

Lejos de centrarse únicamente en los hechos bélicos, “Noviembre” propone una mirada humana a través de los miedos, contradicciones y convicciones que emergen en medio del caos. El relato se construye desde la palabra, como única aliada de quienes intentan sobrevivir, y desde una tensión que expone los límites de la condición humana ante el horror.

El elenco está encabezado por Natalia Reyes, Santiago Alarcón y Juan Prada, quienes dan vida a personajes inspirados en las víctimas y sobrevivientes de aquel suceso. Corredor, también guionista del proyecto, explicó que el proceso de selección fue largo y minucioso: “Este casting empezó en enero de 2024 y lo terminamos en septiembre. Pasaron casi 300 personas para escoger 30 personajes. Buscábamos una Colombia diversa, con distintas regiones, acentos y realidades sociales”.

Tras su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Toronto, “Noviembre” aterriza en Colombia coincidiendo con el aniversario número 40 de la tragedia. Además, la película será parte del catálogo de Prime Video, ampliando su alcance a audiencias internacionales.

Natalia Reyes, reconocida por su participación en Terminator: Dark Fate, destacó el valor simbólico de la película: “Es una película de país. Recuerda un momento trágico de nuestra historia, pero 40 años después es justo volver a hablar de ello, no para que duela, sino para sanar y comprender lo que fuimos”.

La producción cuida cada detalle para recrear la atmósfera de 1985: desde el vestuario, peinados y maquillaje, hasta los materiales de construcción y la iluminación, todos los elementos fueron diseñados para evocar la época con precisión. El sonido, en particular, se convierte en un protagonista invisible que acentúa la tensión del encierro y refuerza el tono emocional del relato.

Noviembre no busca juzgar, sino invitar a la reflexión colectiva. A través de su narrativa íntima y visualmente poderosa, propone revisitar un episodio que aún marca la memoria del país. En palabras de su director, “abrir esa herida es necesario para empezar a hablar del tema y entendernos como nación”.