El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, hizo un llamado a los campesinos del país a prepararse para “tomar las armas” en caso de un eventual ataque del Ejército de Estados Unidos. Las declaraciones se dieron en su programa semanal Con Maduro +, transmitido por Venezolana de Televisión (VTV), en medio de la tensión por el despliegue militar estadounidense en el mar Caribe.

Según el mandatario, Venezuela cuenta actualmente con más respaldo internacional que antes del inicio de la operación naval ordenada por el expresidente Donald Trump. “Hoy tenemos más apoyo internacional en movimientos sociales, organizaciones de derechos humanos, Gobiernos de América Latina, el Caribe y el mundo, que antes del inicio de esta agresión”, aseguró.

Maduro señaló que las acciones de Washington han generado un “consenso nacional” en defensa de la soberanía y la paz de su país. En las últimas semanas, las Fuerzas Armadas venezolanas, junto con las milicias, han desarrollado ejercicios de entrenamiento en distintas regiones.

El despliegue militar de Estados Unidos incluye al menos ocho buques de guerra, un submarino de ataque rápido de propulsión nuclear y más de 4,500 soldados, además de aviones de combate F-35B estacionados en Puerto Rico. La Casa Blanca sostiene que la operación busca frenar el tráfico de drogas en el Caribe.

Desde agosto, autoridades estadounidenses han interceptado cuatro embarcaciones presuntamente ligadas al narcotráfico, tres de ellas con origen en Venezuela, según fuentes oficiales. La cuarta fue hundida recientemente en aguas de República Dominicana.

En paralelo, trascendió que el gobierno de Maduro envió una carta al entonces presidente Trump con el propósito de abrir un canal de diálogo y preservar la paz en la región. Sin embargo, la respuesta de Washington fue negativa. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó la recepción de la misiva, pero la calificó como “plagada de mentiras” y reiteró que la postura de la Administración frente a Caracas no ha cambiado.

Las tensiones entre Caracas y Washington se mantienen en un contexto en el que el gobierno venezolano denuncia una “amenaza militar directa”, mientras que Estados Unidos insiste en vincular a la nación sudamericana con actividades de narcotráfico en el Caribe.