En Colombia, la población más joven está replanteando su relación con el alcohol y consolidando un cambio cultural que se refleja en hábitos de consumo distintos a los de generaciones anteriores. Según un reciente informe de Ipsos, el 53% de los jóvenes entre 18 y 25 años afirma haber reducido tanto la cantidad como la frecuencia con la que bebe.

Mientras que los adultos mayores de 26 años suelen consumir alcohol en promedio dos veces por semana, los menores lo hacen una vez, y con un número menor de unidades por ocasión. Este giro en los patrones responde a factores como el autocuidado, la productividad académica y laboral, y la manera en que la imagen personal se proyecta en redes sociales.

La industria ha encontrado en esta transformación un terreno fértil para diversificar su oferta. “Lo que estamos viendo es un cambio cultural que va más allá de la simple elección de una bebida”, señala la Dra. Bethlem Boronat, investigadora y experta en Empresa e Innovación de EAE Business School. “Los jóvenes buscan experiencias sociales y gastronómicas que no comprometan su bienestar ni su rendimiento, y la industria está respondiendo a esa demanda”.

Innovación y expansión de las bebidas sin alcohol

El informe de EAE Business School destaca cómo marcas como Tanqueray, Seagram’s y Ballantine’s han empezado a ofrecer ginebras con bajo contenido de alcohol y whiskeys ‘light’ con la mitad de graduación. El sector vinícola también ha incursionado en el mercado con referencias desalcoholizadas, manteniendo el sabor gracias a innovaciones en procesos de producción.

De acuerdo con las regulaciones, una bebida es considerada “sin alcohol” si contiene menos de 0,5% de volumen alcohólico (0,05% en el Reino Unido). Las versiones totalmente libres se identifican con la etiqueta 0,0%.

“La clave está en que ya no se perciben como sustitutos de menor valor, sino como alternativas premium capaces de generar placer y exclusividad”, puntualiza Boronat. La tecnología y el cambio en la percepción social han impulsado la sofisticación de estas opciones, que hoy forman parte de maridajes gastronómicos y experiencias como el “tardeo”, cada vez más comunes en restaurantes de Colombia.

Una tendencia respaldada por referentes culturales

El estigma de que optar por bebidas sin alcohol era sinónimo de poca diversión ha ido desapareciendo. Estas opciones se han convertido en un acceso legítimo a experiencias distintas y han recibido el respaldo de celebridades internacionales. Figuras como Mario Casas, Nathy Peluso y Miley Cyrus han compartido públicamente su decisión de reducir o eliminar el alcohol de su vida, influyendo directamente en la generación Z, la más activa en este cambio.

El estudio de EAE Business School proyecta que la reducción del consumo de alcohol entre los jóvenes no será una moda pasajera, sino un fenómeno en consolidación. La expectativa es que la oferta de productos sin alcohol se amplíe, con mayor calidad y variedad, hasta dejar de ser un nicho y convertirse en parte habitual de las experiencias sociales.

“La reducción del consumo no significa renunciar a los rituales de compartir, celebrar o disfrutar. Significa redefinirlos con opciones más inclusivas y responsables, que prioricen la salud sin perder el sentido de disfrute”, concluye la experta.