El expresidente Juan Manuel Santos defendió este jueves las condenas emitidas por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) contra ocho exjefes de las extintas FARC, quienes fueron sentenciados a ocho años de restricción de derechos y libertades por delitos de secuestro y otras conductas de lesa humanidad.

Santos, principal impulsor del Acuerdo de Paz firmado en 2016, aseguró que entiende la frustración de algunos sectores que consideran las sanciones “débiles”, pero recordó que se trata de un compromiso pactado para poner fin a más de medio siglo de conflicto armado.

“Fue producto de una negociación difícil, pero necesaria. Lo que hoy no podemos permitir es que este debate se use para desfigurar la importancia del proceso de paz y cargarle a ese acuerdo la responsabilidad de los males y aberraciones que hoy enfrenta el país”, señaló el exmandatario y Nobel de Paz.

“No fue cortesía, fue a punta de garrote”

En su declaración, Santos insistió en que los jefes guerrilleros aceptaron sentarse en la mesa de negociación debido a la presión militar del Estado.

“Se nos olvida de dónde veníamos: de una guerra a muerte, de secuestros, de extorsiones, de sangre y crueldad. Yo mismo, como ministro de Defensa y como presidente, comandé operaciones que debilitaron como nunca a la guerrilla. No se sentaron a negociar por cortesía: se sentaron porque los obligamos a punta de garrote”, puntualizó.

El exmandatario subrayó que gracias al acuerdo de paz, la guerrilla más grande del continente desapareció y más de 13.000 combatientes entregaron sus armas.

Críticas a la falta de implementación

Santos también se refirió al contexto de violencia que atraviesa actualmente el país. Según él, las problemáticas de seguridad no provienen del acuerdo firmado en La Habana, sino de su débil ejecución.

“En eso el Estado ha fallado. A unos les dio miedo que funcionara y decidieron reeditar la guerra. A otros, que aparentemente creían en la paz, solo les servía si era la suya, más grande, más pomposa, una supuesta ‘paz total’”, sostuvo.

El expresidente aseguró que esta falta de implementación ha generado un escenario de “violencia reciclada, territorios abandonados y hasta la descertificación de Estados Unidos, por un fracaso visible en la lucha contra las drogas”.

Las palabras de Santos se producen en medio de la discusión nacional sobre las sanciones de la JEP. Mientras sectores políticos y organizaciones de derechos humanos han cuestionado que las penas no contemplen cárcel, defensores del proceso de paz destacan que se trata de un modelo de justicia transicional diseñado para garantizar verdad, reparación y no repetición.