El consumo de productos lácteos, en especial el yogur, se ha convertido en un factor clave dentro de las estrategias de prevención de enfermedades cardiovasculares y, particularmente, del accidente cerebrovascular (ACV). Diversas investigaciones lo destacan como un alimento esencial en planes de alimentación saludables como la dieta DASH, reconocida por su efectividad en la reducción de la presión arterial y el riesgo de ictus.

El accidente cerebrovascular se ubica entre las principales causas de muerte y discapacidad a nivel mundial. La hipertensión arterial, asociada a más de la mitad de los casos, es uno de los factores de riesgo más determinantes. En este contexto, la alimentación cumple un papel central.

La dieta DASH (Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión), recomendada por entidades médicas como Mayo Clinic, subraya la importancia de incluir lácteos bajos en grasa, frutas y verduras. Dentro de este grupo, el yogur ocupa un lugar especial por su perfil nutricional y la evidencia científica que respalda sus beneficios.

Según EatingWell, el consumo regular de yogur puede contribuir a reducir la presión arterial y mejorar la función vascular, especialmente en personas con hipertensión. De esta manera, se posiciona como una opción sencilla y accesible para disminuir las probabilidades de padecer un ACV.

Probióticos y microbioma intestinal

Uno de los aspectos más estudiados del yogur es su contenido de bacterias beneficiosas, conocidas como probióticos, que ayudan a mantener un microbioma intestinal equilibrado. Investigaciones citadas por nutricionistas como Barbara Baron y Reyna Franco destacan que un intestino saludable tiene efectos directos en la presión arterial y los procesos inflamatorios del organismo, factores vinculados al riesgo de accidente cerebrovascular.

Los especialistas recomiendan elegir yogures que incluyan “cultivos vivos y activos” en sus etiquetas, a fin de garantizar la ingesta de probióticos.

Nutrientes esenciales: calcio, potasio y proteínas

El yogur también es fuente de nutrientes clave para la salud cardiovascular. Su aporte de calcio y potasio ayuda a regular la presión arterial, mientras que su contenido proteico favorece la saciedad y contribuye a mantener un peso saludable, aspecto que indirectamente protege frente al ACV.

Una taza de yogur natural descremado ofrece alrededor de 14 gramos de proteína, mientras que la variedad griega aporta hasta 25 gramos, según la nutricionista Megan Huff.

El yogur es un alimento versátil que puede añadirse fácilmente a la rutina diaria. Los expertos sugieren consumirlo con frutas y frutos secos en el desayuno, añadirlo a batidos, preparar salsas como el tzatziki o utilizarlo como sustituto de la crema agria en diversas recetas. Incluso puede convertirse en un postre saludable al congelarlo con frutos rojos y nueces.