¿Quién era Carlo Acutis, el primer santo milenial de la Iglesia Católica?

Por: Maria Jose Salcedo

8 septiembre, 2025

¿Quién era Carlo Acutis, el primer santo milenial de la Iglesia Católica?

Carlo Acutis, un joven italiano nacido en Londres y fallecido en 2006 a los 15 años, fue canonizado este domingo en la Plaza de San Pedro y se convirtió en el primer santo milenial de la Iglesia Católica. La ceremonia, presidida por el papa León XIV, reunió a unas 80.000 personas, entre ellas miles de jóvenes y familias que celebraron la proclamación del conocido como “el influencer de Dios”.

Nacido el 3 de mayo de 1991, Acutis destacó por su pasión por la informática y por su fe. A los doce años creó un sitio web multilingüe dedicado a documentar los milagros eucarísticos reconocidos por la Iglesia, lo que le valió el apodo de “influencer de Dios”. Su figura, marcada por la sencillez y la devoción, se convirtió en inspiración para las nuevas generaciones de católicos.

Carlo murió el 12 de octubre de 2006 en Milán a causa de una leucemia fulminante. Su testimonio y su legado digital permanecieron como referentes de evangelización en la era de internet.

Los milagros que lo llevaron a la canonización

El primer milagro atribuido a su intercesión ocurrió en 2013, cuando un niño de siete años en Brasil se recuperó de una grave enfermedad pancreática tras entrar en contacto con una prenda de Carlo. Este hecho permitió su beatificación en 2020, bajo el pontificado del papa Francisco.

El segundo milagro fue reconocido en 2024, cuando Valeria Valverde, una estudiante costarricense de 21 años que sufrió un severo trauma cerebral en un accidente de bicicleta, se recuperó inesperadamente después de que su madre peregrinara a la tumba de Acutis en Asís.

Un referente para la juventud católica

Durante la homilía, el papa León XIV destacó el papel de Acutis como ejemplo para los jóvenes: “El mayor riesgo en la vida es desperdiciarla fuera del plan de Dios. Carlo nos muestra que la santidad no es ajena a la era digital”. El pontífice también canonizó a Pier Giorgio Frassati, otro joven italiano considerado modelo de fe y compromiso social.

La canonización de Acutis y Frassati marca un hito en la estrategia de la Iglesia por acercarse a las nuevas generaciones en un contexto de crisis de credibilidad y creciente distanciamiento de los jóvenes en Occidente respecto a la religión.

Un santo del siglo XXI

La vida de Carlo Acutis refleja la espiritualidad adaptada a la modernidad. Desde su infancia mostró un profundo interés por la oración y la devoción mariana, pidiendo a sus padres visitar santuarios en cada viaje familiar. Con su canonización, se convierte en el primer santo nacido y criado en el siglo XXI, lo que representa un puente entre la tradición y el presente de la Iglesia Católica.

La multitud reunida en la Ciudad del Vaticano celebró entre aplausos y cánticos la proclamación del nuevo santo, mientras ondeaban banderas y carteles con su imagen. El reconocimiento a Carlo Acutis no solo confirma su lugar en la historia de la Iglesia, sino que lo convierte en símbolo de una fe que busca renovarse y dialogar con las nuevas generaciones.

Pier Giorgio y su alegría de vivir y de ser cristiano en la oración

Además de la cononización de Acutis, el papa también hizo lo propio con Pier Giorigio Frassati, un joven italiano nacido en 1901 y fallecido en 1925, admirado por su fervor espiritual, su labor social y su amor por el alpinismo, a quien se le atribuyó el milagro de curar a Domenico Sellan, enfermo de Pott.

Al referirse a Pier Giorgio Frassati, el Pontífice dijo que, él encontró al Señor por medio de la escuela y los grupos eclesiales y dio testimonio de ello a través de su alegría de vivir y de ser cristiano en la oración, en la amistad y en la caridad. Hasta el punto de que, a fuerza de verlo recorrer las calles de Turín con carritos repletos de ayuda para los pobres, sus amigos lo llamaban “Empresa de Transportes Frassati”.

“También hoy, la vida de Pier Giorgio representa una luz para la espiritualidad laical. Para él la fe no fue una devoción privada; impulsado por la fuerza del Evangelio y la pertenencia a asociaciones eclesiales, se comprometió generosamente en la sociedad, dio su contribución en la vida política, se desgastó con ardor al servicio de los pobres”.