El primer ministro de Singapur, Lawrence Wong, anunció que el país impondrá sanciones más severas para los delitos relacionados con el vapeo, incluyendo posibles penas de cárcel para infracciones consideradas graves. La medida busca frenar el creciente uso de cigarrillos electrónicos y reforzar la política de tolerancia cero frente a estas prácticas.

“Hasta ahora hemos tratado el vapeo como si fuera tabaco; como mucho, imponemos una multa, pero eso ya no es suficiente. Trataremos esto como un problema de drogas e impondremos sanciones mucho más severas”, declaró Wong durante un discurso nacional.

Con las nuevas disposiciones, quienes vendan vapeadores adulterados con sustancias peligrosas enfrentarán condenas de prisión. Además, los consumidores sorprendidos con dispositivos que contengan compuestos ilegales serán sometidos a programas obligatorios de rehabilitación. En el caso de reincidencia, la ley contempla sentencias mínimas de un año de cárcel.

El anuncio se produce tras las alertas de las autoridades sanitarias, que advierten que uno de cada tres vapeadores incautados contiene etomidato, un anestésico utilizado en medicina para inducir la sedación. El uso inadecuado de esta sustancia puede provocar alucinaciones, fallos orgánicos irreversibles e incluso la muerte.

Reclasificación del etomidato

El gobierno de Singapur trabaja actualmente en la reclasificación del etomidato como droga ilegal bajo la Ley de Abuso de Drogas. De concretarse, el consumo de vapeadores con este compuesto será castigado con sanciones equivalentes a las que enfrentan los consumidores de cocaína u otras drogas duras.

“Lo hemos prohibido en Singapur, pero la gente sigue introduciendo vapeadores de contrabando y encontrando formas de evadir nuestras leyes”, advirtió Wong, quien destacó que la medida también busca disuadir el tráfico ilegal de estos dispositivos.

Un modelo de control estricto

Los cigarrillos electrónicos están prohibidos en Singapur desde hace años, pero las incautaciones de contrabando han aumentado de forma constante. Las autoridades sostienen que el refuerzo de las penas es necesario para cerrar el paso a una práctica que consideran peligrosa para la salud pública y que, en muchos casos, involucra el uso de sustancias no aptas para el consumo humano.

Con esta decisión, Singapur se convierte en uno de los países más estrictos del mundo frente al vapeo, alineando su legislación con la de los delitos relacionados con drogas ilegales. El gobierno espera que la combinación de castigos ejemplares y programas de rehabilitación reduzca de manera significativa la circulación de vapeadores en su territorio.