La ciudad de Manizales sigue conmocionada por el asesinato de Antonella, una niña de apenas dos años que, según las autoridades, habría muerto a manos de su propia madre. En medio del dolor, la familia paterna rompió el silencio y denunció que durante meses alertaron a las instituciones sobre posibles riesgos para la menor, sin recibir respuesta.

“El padre está destrozado, no puede creer lo que pasó. Antonella era su única hija”, declaró con la voz entrecortada una de las tías paternas de la niña. Visiblemente afectados, los familiares del papá de la menor calificaron a la presunta agresora como “un monstruo” y pidieron que todo el peso de la ley caiga sobre ella.

Desde hace varios meses, la familia paterna habría intentado obtener la custodia de la niña, argumentando presuntos episodios de descuido, maltrato y señales de inestabilidad emocional por parte de la madre. “Nosotros lo advertimos. Pedimos ayuda varias veces al Bienestar Familiar, a la Fiscalía, pero no nos escucharon”, relató un allegado.

Según los testimonios, el padre de Antonella temía constantemente por la seguridad de la menor. “Siempre dijo que algo malo podía pasar. La actitud de la mamá no era normal, pero nunca pensamos que llegara a esto”, añadió otro familiar.

El sábado en la mañana, Antonella fue llevada en estado crítico al SES Hospital Universitario de Caldas. Un comunicado oficial del centro médico indicó que la menor llegó en paro cardiorrespiratorio, producto de graves heridas que, presuntamente, le habría ocasionado su madre. A pesar de los esfuerzos del equipo médico, Antonella falleció una hora después de su ingreso por un shock hipovolémico.

Silvana Torres, madre de la niña y principal sospechosa, fue capturada y permanece en un centro asistencial tras haber intentado suicidarse. La Fiscalía le imputará el delito de homicidio agravado, el cual conlleva una pena de hasta 50 años de prisión. Sin embargo, la familia paterna insiste en que este crimen pudo haberse evitado si las autoridades hubieran atendido sus llamados.

“Esto no fue una tragedia repentina, fue una cadena de omisiones. Estamos seguros de que si nos hubieran escuchado, Antonella estaría viva”, aseguró la abuela paterna.

Con lágrimas en los ojos, la familia exige una investigación exhaustiva y sanciones ejemplares. “Queremos justicia. Ella le quitó la vida a un ángel y debe responder por eso. No se puede permitir que una advertencia ignorada termine en el asesinato de una niña indefensa”.

El caso ha generado una profunda indignación en la ciudad y en redes sociales, donde ciudadanos exigen revisar los protocolos de atención del ICBF y otras entidades encargadas de la protección infantil. Mientras tanto, la familia de Antonella enfrenta el duelo con una mezcla de dolor, rabia y frustración por una pérdida que, según ellos, pudo haberse evitado.