Tras 18 días de incertidumbre y angustia, el niño Lyan José fue liberado luego de haber sido secuestrado en su vivienda, ubicada en zona rural del municipio de Jamundí. El caso generó conmoción a nivel nacional y hoy, tras su regreso al hogar, su padrastro compartió impactantes detalles sobre el trato que recibió el menor durante su cautiverio.

Desde la Clínica Fundación Valle del Lili, donde el niño fue trasladado tras su liberación, el padrastro explicó que Lyan fue mantenido en condiciones que calificó como “dolorosas y humillantes”. Según su testimonio, el niño le contó que estuvo amarrado de manos durante los primeros cuatro días, además de haber sido esposado.

“Lyan dijo que lo tuvieron amarradito de manos. Eso nos duele mucho. Nos dijo que estuvo cuatro días esposado, humillado”, expresó el hombre, visiblemente afectado.

El padrastro, quien aseguró ser comerciante desde hace 12 años, también mencionó que durante el secuestro pudieron comunicarse con el niño en dos ocasiones mediante videollamadas, en las cuales el menor trató de tranquilizar a su familia diciendo que estaba bien y que lo estaban tratando bien. Sin embargo, tras su liberación, relató los difíciles momentos que vivió durante el secuestro.

“Fue una noche oscura, no se la deseo a nadie. Me duele como padre no haber estado ahí para impedir que se lo llevaran. Le pedí perdón a mi hijo por no haber podido evitarlo”, dijo.

Respecto a la valoración médica tras su liberación, el diagnóstico es favorable según los especialistas, aunque indicaron que continuarán haciendole un control para acompañar y vigilar su recuperación, sobre todo desde el punto de vista emocional, toda vez que la madre del niño señaló que observó las uñas de sus manos comidas, lo que sería señal del estado de nerviosismo y ansiedad que atraviesa.

Sin amenazas previas ni antecedentes

El padrastro de Lyan afirmó que ni él ni su familia habían recibido amenazas antes del secuestro. “Nunca habíamos tenido inconvenientes. No estoy involucrado en nada raro, soy una persona de bien con un negocio establecido desde hace años”, aseguró.

También expresó su desconcierto por el hecho de que los secuestradores lograran ingresar al conjunto residencial donde vivían, un lugar que cuenta con tres porterías de seguridad. “Me sorprendió mucho que pudieran entrar así. Nadie vino a decir si eso estaba bien o mal”, comentó.

El secuestro de Lyan José ocurrió el 3 de mayo en Potrerito, Jamundí. Hombres armados con fusiles y encapuchados ingresaron a la vivienda y se lo llevaron. Según investigaciones de las autoridades, los responsables serían integrantes del frente ‘Jaime Martínez’ de las disidencias de las FARC.

El alcalde de Cali, Alejandro Eder, señaló a alias “Oso Yogui” como el presunto autor intelectual del secuestro, ofreciendo una recompensa de hasta 200 millones de pesos por información que permitiera su captura.

El general Federico Mejía, comandante del Ejército, confirmó que la forma de operación y la ruta de escape hacia corregimientos como Villacolombia indicaban una clara vinculación del grupo armado.

Reacciones y acciones oficiales

La gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, celebró la liberación del niño y agradeció a las instituciones que trabajaron en su retorno. Reiteró que este hecho constituye una grave vulneración al Derecho Internacional Humanitario y que los responsables deben ser llevados ante la justicia.

“Los niños son sagrados. No podemos permitir que este secuestro se normalice. Gracias a la Defensoría del Pueblo, Naciones Unidas, la Iglesia y la Fuerza Pública por su labor”, dijo Toro.

Desde el inicio del secuestro, se activaron operaciones por parte del Gaula de la Policía y del Ejército para dar con el paradero del menor y capturar a los responsables.

A través de un comunicado, los padres de Lyan José agradecieron el acompañamiento de la Gobernación del Valle y demás entidades, pero también cuestionaron el silencio del presidente Gustavo Petro durante los días en que el menor permaneció en cautiverio.

El caso de Lyan José ha reabierto el debate sobre la seguridad en zonas rurales del Valle del Cauca y el accionar de grupos armados ilegales. La familia ahora se enfoca en la recuperación emocional del menor, mientras continúa la investigación para dar con los responsables del secuestro.