El Papa Francisco solicitó en su testamento, hecho público este lunes tras su fallecimiento a los 88 años, ser enterrado en una tumba sencilla en la basílica romana de Santa María la Mayor, un lugar de especial significado espiritual para el pontífice.

Según el documento fechado el 29 de junio de 2022, el Santo Padre expresó con claridad: “Solicito que mi sepulcro sea preparado en el nicho de la nave lateral entre la Capilla Paulina (Capilla de la Salus Populi Romani) y la Capilla Sforza de la citada Basílica Papal como se indica en el documento adjunto. El sepulcro debe estar en la tierra; sencillo, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus”.

Francisco falleció este lunes a las 07:35 horas (05:35 GMT) a causa de un ictus cerebral. Tras su muerte, su cuerpo fue trasladado a la capilla de su residencia en la Casa Santa Marta, donde habitó durante su pontificado rechazando los apartamentos papales tradicionales.

En el testamento, el pontífice argentino explicó la razón de su elección: “Siempre he confiado mi vida y mi ministerio sacerdotal y episcopal a la Madre de Nuestro Señor, María Santísima. Por eso, pido que mis restos mortales descansen en espera del día de la resurrección en la Basílica Papal de Santa María la Mayor”.

La basílica elegida por Francisco tiene un significado profundo en su pontificado, pues allí acudía a rezar tanto al inicio como al final de cada uno de sus viajes apostólicos. “Deseo que mi último viaje terrenal concluya precisamente en este antiguo santuario mariano donde fui a orar al inicio y al final de cada viaje apostólico para manifestar con confianza mis intenciones a la Madre Inmaculada y agradecerle su cuidado dócil y maternal”, escribió.

Respecto a los aspectos prácticos, el Papa indicó que los gastos para la preparación de su entierro serían cubiertos por la suma de un benefactor, la cual será “entregada a Santa María la Mayor y de la cual he dado instrucciones oportunas a monseñor Rolandas Makrickas, comisionado extraordinario del Capítulo Liberiano”.

El testamento finaliza con una petición espiritual: “Que el Señor conceda la recompensa merecida a quienes me han amado y continuarán orando por mí”, y una última reflexión personal: “Ofrecí al Señor el sufrimiento que se hizo presente en la última parte de mi vida por la paz en el mundo y la fraternidad entre los pueblos”.

Con información de bluradio, efe