La creación de un premio internacional de la paz que lleva el nombre del célebre escritor ruso León Tolstói ha desatado una disputa entre sus descendientes.

El galardón, respaldado por el presidente Vladimir Putin, fue entregado por primera vez el 9 de septiembre en el teatro Bolshói de Moscú a la Unión Africana. Sin embargo, la iniciativa ha generado reacciones encontradas dentro de la familia del autor de “Guerra y Paz”.

“León Tolstói se revolcaría en su tumba”, declaró su bisnieto Stephan Tolstói, de 83 años, en una entrevista con AFP desde Estocolmo. “El problema es que el premio lo otorga un país en guerra que está invadiendo a otro país”, agregó, haciendo referencia al conflicto en Ucrania.

En contraste, Vladimir Tolstói, tataranieto del escritor y miembro del comité del galardón, defiende la iniciativa. “León Tolstói siempre estuvo a favor de un mundo que fuera justo”, afirmó a medios rusos, asegurando que “los descendientes de Tolstói en todo el mundo apoyan esta iniciativa”.

El presidente Putin ha señalado que el Premio Tolstói contribuye a la “formación de un nuevo orden mundial multipolar”. La elección de la Unión Africana como primer receptor refleja los esfuerzos de Rusia por expandir su influencia en el continente africano.

Este no es el primer intento de crear alternativas al Premio Nobel de la Paz. Durante la Guerra Fría, la Unión Soviética estableció el Premio Stalin de la Paz, posteriormente renombrado como Premio Lenin, que fue otorgado a figuras como Pablo Neruda, Pablo Picasso y Fidel Castro.

Olav Njølstad, director del Instituto Noruego del Nobel, mantiene una postura diplomática: “Hay más de 300 premios de la paz en el mundo y les deseamos a todos lo mejor. Confiamos en que el Premio Nobel de la Paz destaca como el premio de la paz más prestigioso”.

La controversia ha afectado las relaciones familiares de los Tolstói. Stephan reveló que, antes de la invasión a Ucrania, mantenía una “buena relación” con Vladimir, pero actualmente no tienen “ningún contacto”, y las reuniones familiares bianuales en la finca de Yásnaia Poliana han quedado suspendidas.