El movimiento islamista libanés Hezbolá confirmó este sábado el fallecimiento de su líder, Hasán Nasralá, tras un bombardeo israelí en los suburbios del sur de Beirut. El ataque, ocurrido la noche anterior, se dirigió contra el bastión del grupo proiraní, marcando un punto de inflexión en el conflicto en curso.

Hezbolá anunció oficialmente el deceso de Nasralá más de 19 horas después del bombardeo israelí. “Sayed Hasán Nasralá se reunió con sus compañeros mártires (…) cuya marcha encabezó durante casi treinta años”, declaró el grupo armado en un comunicado.

El ejército israelí, por su parte, había afirmado horas antes haber eliminado al líder de Hezbolá. “Hasán Nasralá está muerto”, declaró un portavoz militar en la red social X. La operación, denominada “Nuevo orden”, también habría resultado en la muerte de otros altos dirigentes del movimiento chiita, incluyendo a Ali Karake, comandante del frente sur de Hezbolá.

El asesinato de Nasralá, figura venerada en Líbano y líder de Hezbolá desde 1994, ha sido calificado por el grupo palestino Hamás como un “acto terrorista cobarde”. Por su parte, el jefe del Estado Mayor israelí, el general Herzi Halevi, advirtió: “El mensaje es simple: sabremos alcanzar a cualquiera que amenace a los ciudadanos de Israel”.

La muerte de Nasralá ocurre en un contexto de escalada de tensiones. Israel lanzó una campaña de bombardeos masivos contra Hezbolá en Líbano el lunes pasado, tras un año de enfrentamientos transfronterizos. Hezbolá, por su parte, había prometido continuar sus acciones “hasta que termine la agresión israelí en Gaza”.

El bombardeo del viernes destruyó numerosos edificios en la periferia sur de Beirut, obligando a cientos de personas a abandonar sus hogares y dejando al menos seis muertos, según fuentes oficiales libanesas. Israel afirma que los objetivos eran inmuebles que albergaban depósitos de armas de Hezbolá, algo que el movimiento niega.

Las autoridades europeas han recomendado a las aerolíneas evitar los espacios aéreos de Líbano e Israel al menos hasta el 31 de octubre, reflejando la preocupación por una posible escalada del conflicto.

Desde el inicio de los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá hace un año, más de 1.500 personas han perdido la vida, superando el saldo de la guerra de 2006 entre ambos. En la última semana, los bombardeos israelíes han dejado más de 700 muertos en Líbano, mayoritariamente civiles, según el Ministerio de Salud libanés.

Con información de wradio y efe