Miles de familias libanesas abandonaron el sur del país el lunes 23 de septiembre de 2024, huyendo hacia Beirut y otras zonas alejadas de los intensos bombardeos israelíes. La jornada dejó un saldo trágico de al menos 350 muertos y aproximadamente 1.200 heridos, según informes oficiales.

El desplazamiento masivo se suma a las cerca de 100.000 personas que ya habían sido evacuadas desde octubre, cuando comenzaron los intercambios de disparos entre el grupo Hezbolá y las fuerzas israelíes, en el contexto de la guerra en Gaza. Se prevé que el número de desplazados aumente a medida que se intensifiquen los combates.

En Beirut y sus alrededores, las escuelas se han convertido rápidamente en refugios improvisados para los desplazados. Voluntarios trabajan contrarreloj para proporcionar agua, medicinas y colchones. Sin embargo, muchos albergues aún carecen de servicios básicos para atender a las familias que llegan continuamente.

El Ministerio del Interior libanés confirmó el “desplazamiento masivo desde las regiones del sur” y anunció la apertura de nuevos colegios como albergues de emergencia. Por su parte, el ejército israelí advirtió a los residentes del este y sur del Líbano que evacuaran la zona ante una inminente campaña aérea contra presuntos emplazamientos de armamento de Hezbolá.

La huida masiva ha provocado atascos kilométricos en las principales vías de salida del sur. La Agencia Nacional de Noticias (ANN) reportó que miles de vehículos permanecieron atrapados durante más de cinco horas en la carretera que une Zahrani con Saida, en la principal arteria costera del país.

El ministro de Salud Pública, Firas Abiad, declaró en rueda de prensa que se trata de “miles” de familias desplazadas, aunque aún se desconoce la cifra exacta. Hasta ahora, la ONU había contabilizado más de 113.000 desplazados internos en casi un año de violencia en el Líbano, la mayoría acogidos por familiares o en viviendas de alquiler.

Con información de dw