Investigan posibles móviles en asesinato de mujer trans en Bucaramanga
Por: Maria José Salcedo
30 agosto, 2024
Kasandra McKenzie, una mujer trans de 28 años, fue asesinada la noche del jueves 29 de agosto en el sector de Betania, al norte de Bucaramanga. El crimen, perpetrado por dos sicarios que se desplazaban en una motocicleta Pulsar NS, ha generado consternación en la comunidad y abrió una investigación para determinar las razones detrás de este ataque.
El homicidio ocurrió cerca de la medianoche, cuando los dos sicarios llegaron al lugar. Uno de ellos, el conductor, permaneció en la motocicleta mientras que el parrillero se acercó a Kasandra, quien se encontraba en la carrera 10, cerca de la cancha de la etapa décima de Betania. El sicario le ordenó que se levantara la camisa y luego la obligó a acostarse en el piso. Antes de disparar, Kasandra, sorprendida por la brutalidad del ataque, le preguntó al asesino por qué lo hacía.
En sus últimas palabras, Kasandra expresó su desconcierto al reconocer al hombre que estaba a punto de quitarle la vida. “Yo lo único que hice por usted fue darle comida, le prestaba ropa y lo trataba bien”, le dijo. Sin embargo, el sicario solo respondió que la mataba por estar en el lugar equivocado.
Kasandra McKenzie recibió múltiples disparos en el cuerpo, incluyendo uno en el pecho y otro en la espalda que le causaron la muerte. La Policía Metropolitana de Bucaramanga, que acudió al lugar de los hechos, indicó que la víctima había sido capturada este año por el delito de tráfico de estupefacientes. Además, contaba con antecedentes judiciales por concierto para delinquir y financiación del terrorismo en 2020 y 2021.
Las autoridades manejan como una de las principales hipótesis que el asesinato de Kasandra fue un ajuste de cuentas relacionado con el tráfico de drogas en la zona. No obstante, esta línea de investigación aún no ha sido confirmada y se está evaluando si el crimen podría haber sido motivado por razones de género, dado el contexto y las circunstancias que rodean el caso.
Este asesinato se suma a la lista de crímenes violentos en la región, muchos de los cuales están vinculados al narcotráfico y otros delitos organizados. Sin embargo, la naturaleza de este crimen, en el que la víctima era una mujer trans y conocida en la comunidad, ha despertado preocupación entre los defensores de derechos humanos y organizaciones que abogan por la protección de las personas LGBTQ+.