La tensión en el departamento del Cauca se ha intensificado tras una serie de ataques perpetrados por grupos armados ilegales, presuntamente disidencias de las FARC. El más reciente incidente tuvo lugar en la zona rural de Jamundí, donde la subestación policial del corregimiento de Robles fue blanco de un hostigamiento con explosivos.

Según informes de la Policía Metropolitana de Cali, el ataque incluyó disparos y el uso de un “artefacto explosivo aún no identificado”. Afortunadamente, las autoridades confirmaron que no se registraron heridos ni daños mayores. “Esta tarde, la subestación de Robles fue objeto de un hostigamiento… Afortunadamente, no se registraron heridos ni daños mayores”, declararon fuentes de la alcaldía de Jamundí.

Este evento se suma a una preocupante cadena de agresiones en la región. Tan solo un día antes, el 11 de julio, la estación de Policía de Suárez, Cauca, sufrió un ataque con dron que dejó cuatro policías heridos y tres civiles aturdidos. El general Federico Mejía, jefe del Comando Específico del Cauca, comentó sobre el incidente: “En el Tunia hubo un atentado terrorista contra la estación de policía, pero gracias a la rápida y valiente reacción del Ejército y la colaboración de la población civil, se logró replegar a los atacantes”.

La gravedad de la situación ha llevado al gobernador del Cauca, Octavio Guzmán, a anunciar que el departamento adquirirá inhibidores de drones para intentar ponerle fin a estos actos. Guzmán calificó estos ataques como una violación al derecho internacional humanitario.

El general Luis Emilio Cardozo, comandante del Ejército de Colombia, proporcionó un dato alarmante: “En lo que va del año se contabilizan 78 ataques con drones contra las tropas”.

Hay que recordar que la escalada de violencia también alcanzó al esquema de seguridad de la vicepresidenta Francia Márquez. El 10 de julio, su caravana fue atacada en el corregimiento de Timba, una zona estratégica entre Valle del Cauca y Cauca.