Un reciente informe de la Unidad de Investigación y Acusación (UIA) de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) ha puesto de manifiesto una preocupante realidad en Colombia: la violencia sistemática contra la población LGBTIQ+ por parte de grupos armados, principalmente el Clan del Golfo.

Según el documento, cada diez días una persona LGBTIQ+ es asesinada en el país. Entre enero de 2020 y junio de 2024, se registraron 159 homicidios motivados por la orientación sexual o identidad de género de las víctimas. La UIA señala que esta cifra es “relativamente comparable” con los asesinatos de líderes sociales, firmantes del acuerdo de paz y feminicidios.

El informe revela una práctica particularmente alarmante: el abuso sexual contra hombres como forma de castigo por no pagar extorsiones. La UIA afirma: “[Hay] una práctica de violencia sexual que ha permanecido invisibilizada, que viene sucediendo con mayor fuerza en los últimos meses, que está relacionada principalmente con estructuras del crimen organizado aliadas al Clan del Golfo, y que consiste en abusar sexualmente de hombres que son señalados de incumplir con el pago de extorsiones.”

Estos abusos se han identificado en varias ciudades, incluyendo Buenaventura, Tumaco, Barranquilla, Montería y Rionegro.

Además, el informe señala que el Clan del Golfo planea imponer “manuales de convivencia” en al menos 43 municipios de 16 departamentos, prohibiendo expresiones de orientación sexual distintas a la heterosexualidad. En 22 panfletos distribuidos por la organización criminal, se amenaza con una “limpieza social” contra la población LGBTIQ+, acusándola de atentar “contra la moral”.

La UIA destaca que estos grupos no solo se dedican a actividades delincuenciales para enriquecerse, sino que “aprovechan su poder para ejercer violencia sobre determinadas poblaciones.”

El Estado Mayor Central (EMC) de las disidencias de las FARC también ha sido señalado por prácticas similares. En Doncello, Caquetá, circularon un manual de convivencia que prohíbe el “exhibicionismo” de trabajadoras sexuales y el “lesbianismo” y “homosexualismo”.