La preocupación por la seguridad pública en China sigue creciendo tras un reciente ataque con cuchillo que dejó al menos ocho muertos y un herido en la ciudad de Xiaogan, en la provincia central de Hubei. El suceso, que se registró este jueves, ha generado alarma entre la población y las autoridades.

El presunto atacante, un hombre de 53 años identificado por el apellido Lu, fue detenido por la Policía. Según informó la agencia oficial Xinhua, Lu sufre de una enfermedad mental. Hasta el momento, se desconocen los motivos o las circunstancias exactas del incidente, aunque se ha abierto una investigación para esclarecer lo sucedido. La persona herida se encuentra fuera de peligro, según la misma fuente.

Este no es un hecho aislado. Solo esta semana, se registraron dos incidentes similares en el centro del país. El lunes, tres personas murieron y dos resultaron heridas tras un ataque con cuchillo en un parque de la ciudad de Chenzhou. Ese mismo día, en la ciudad de Guixi, una mujer atacó a varias personas en una escuela, resultando en la muerte de dos personas y dejando a otras cuatro heridas.

Además, a principios de mes, un hombre armado con un cuchillo atacó a varias personas en un hospital de la provincia de Yunnan, causando la muerte de dos personas e hiriendo a más de diez. En abril, otro ataque con arma blanca en una calle de la ciudad de Chengdu dejó un muerto y un herido.

Estos incidentes han generado una ola de preocupación en las redes sociales chinas. Los usuarios de Weibo, una plataforma similar a X (anteriormente conocida como Twitter), han expresado su temor y desconcierto ante el aumento de este tipo de crímenes. “¿Qué sucede últimamente en la sociedad? Cada vez me noto menos segura saliendo a la calle”, comentaba una usuaria de la red social.

Los medios chinos suelen referirse a estos ataques como “actos de venganza contra la sociedad”. Este término también se utiliza para describir otros tipos de ataques violentos, como los atropellamientos intencionados contra multitudes, que han aumentado en los últimos años.

Las autoridades chinas han intensificado los esfuerzos para abordar este problema, pero la frecuencia de estos incidentes sigue siendo motivo de gran preocupación. Los expertos señalan que detrás de muchos de estos ataques podría haber factores como la enfermedad mental, el estrés social y la falta de recursos adecuados para tratar estos problemas.