Estados Unidos alerta sobre niveles récord de producción de cocaína en Colombia y Ecuador

Por: Elizabeth Montoya

13 marzo, 2024

En su informe anual sobre amenazas a la seguridad nacional, la Dirección Nacional de Inteligencia de Estados Unidos ha lanzado una alerta sobre los niveles récord de producción de cocaína en Colombia y Ecuador. Según el documento, esta situación contribuye al tráfico de la droga hacia los mercados internacionales, alimentando así la demanda global y la violencia relacionada con el narcotráfico dentro de las fronteras de ambos países.

La evaluación de amenazas para 2024, elaborada anualmente por la oficina de inteligencia estadounidense, recopila las principales amenazas mundiales para la seguridad nacional del país, centrándose en las más directas y graves durante el presente año.

En lo que respecta al narcotráfico, el informe destaca que “Colombia y Ecuador se ven afectados por niveles récord de producción de cocaína que se trafica a los mercados internacionales”. Además, advierte que esta situación “contribuye a la demanda mundial de drogas, al tiempo que alimenta la violencia relacionada con las drogas dentro de sus fronteras”.

La preocupación de las autoridades estadounidenses no se limita únicamente a la cocaína, sino que también abarca la producción y el tráfico de otras drogas ilícitas, como el fentanilo en México y la heroína y la metanfetamina de origen sudamericano.

“Organizaciones criminales transnacionales latinoamericanas que están involucradas en la producción y el tráfico de drogas ilícitas con destino a los Estados Unidos y sus socios, ponen en peligro la salud y la seguridad de millones de personas y contribuyen a una crisis sanitaria mundial”, afirma el informe.

Además, el documento advierte que estas organizaciones criminales transnacionales incitan a la inestabilidad y la violencia, impulsan la migración y “proporcionan a algunos adversarios vías adicionales para promover sus intereses geopolíticos”.

Las autoridades estadounidenses consideran que esta situación representa un desafío para la salud pública, la seguridad y la estabilidad regional, lo que podría tener implicaciones geopolíticas más amplias.