Barranquilla ha pasado de la fiesta al luto por el trágico desenlace de una joven pareja que, con un amor palpable y planes de futuro, encontró la muerte en un devastador accidente de tránsito durante el vibrante Carnaval de la ciudad.

Dayana Paola Escorcia Gómez, de 24 años, y Juan Andrés Maury González, de 21 años, eran mucho más que una pareja ordinaria. Su romance irradiaba una complicidad y un amor profundo que se reflejaba en cada gesto y mirada compartida. Desde hace meses, se encontraban inmersos en una relación llena de sueños y complicidad, como dos almas destinadas a estar juntas.

El fatídico episodio ocurrió en la noche del domingo 11 de febrero, durante el segundo día del Carnaval de Barranquilla. Ambos, vestidos con la misma indumentaria fucsia, símbolo de la unión y la armonía que compartían, se disponían a disfrutar de otra jornada de alegría y música en medio del bullicio festivo.

Las imágenes previas a la tragedia, compartidas en sus redes sociales, muestran a la joven pareja disfrutando de la vida, inmersos en la música y la danza en la intimidad de una vivienda. El amor que se profesaban era evidente en cada gesto, en cada sonrisa compartida, como si el universo hubiera conspirado para unir sus destinos.

Sin embargo, la noche tomaría un giro trágico y devastador. Mientras se desplazaban en una motocicleta por las calles del barrio San Vicente, el destino les jugaría una mala pasada. Un violento choque con un vehículo particular en la esquina de la calle 85 con carrera 47 pondría fin a sus vidas de manera abrupta y desgarradora.

Los jóvenes, expulsados de la moto, impactaron contra el pavimento con una fuerza devastadora. A pesar de los esfuerzos de los paramédicos por salvarlos, las heridas eran demasiado graves y la muerte los reclamó en el acto, dejando un vacío imposible de llenar en el corazón de sus seres queridos.

El conductor del vehículo, identificado como Mateo David Rabbal Olarte, fue detenido tras dar positivo en la prueba de alcoholemia. Las autoridades han iniciado una investigación para esclarecer las circunstancias del accidente y determinar las responsabilidades correspondientes.

Para quienes conocieron y amaron a Dayana y Juan Andrés, su partida representa una pérdida irreparable. Dos almas unidas por un amor sincero y profundo que, en un abrir y cerrar de ojos, se vieron truncadas por la crueldad del destino. Su romance, ahora convertido en un trágico recuerdo, deja un legado de amor y complicidad que permanecerá vivo en los corazones de quienes tuvieron el privilegio de conocerlos.