Tras cinco días arrasando los cerros de Valparaíso, el más mortífero incendio registrado en Chile fue dado por controlado este miércoles por los bomberos. Sin embargo, entre los damnificados crecen las sospechas de que el fuego pudo ser provocado intencionalmente.

Un total de 1.930 efectivos lograron apagar durante la noche del martes los últimos focos activos en la ciudad turística de Viña del Mar, ubicada a 120 km de Santiago. Con esto se supera la emergencia iniciada el pasado 2 de febrero, que ha dejado un balance de 131 víctimas mortales.

No obstante, en las colinas los pobladores afectados se mantienen alerta instalando carpas y organizando vigilancia ante el temor de nuevos incendios provocados. Muchos de ellos habían construido viviendas irregulares de madera que fueron arrasadas por las llamas.

El gobierno de Gabriel Boric insinuó desde un inicio la sospecha de un posible origen intencional detrás de estos incendios, los más letales desde el terremoto de 2010. El martes, el presidente advirtió que encontrarían y encarcelarían a los responsables de provocar nuevos focos.

Las autoridades no han determinado todavía responsables del desastre, que consumió unas 15.000 viviendas en Valparaíso. Los testigos consultados señalan una escasa presencia policial en la zona, bajo toque de queda nocturno.

El hecho de que se registraran varios focos simultáneos refuerza la hipótesis de que los incendios fueran provocados. “Cada día estoy más convencido de que son absolutamente intencionales”, afirmó el director del Jardín Botánico Natural de Viña del Mar, también afectado.