Lluvia de críticas por extravagantes gastos de la primera dama levantan debate sobre la legitimidad de esta figura

Por: Elizabeth Montoya

9 enero, 2024

La primera dama de Colombia, Verónica Alcocer, ha venido enfrentando críticas y controversias tras la revelación de los presuntos gastos extravagantes de su séquito, según una investigación de La Silla Vacía. Los gastos incluyen honorarios para un maquillador profesional, fotógrafo personal, y una asesora personal con sueldos que oscilan entre $10 y $30 millones, así como un sueldo elevado para su mejor amiga y asesora, Carolina Plata.

Además, se menciona el pago del coreógrafo Nerú Martínez, quien fue visto proporcionándole un masaje a Alcocer, y los viáticos de los trabajadores que la acompañan en sus viajes. Se destaca que algunos de sus viajes han sido dirigidos a través de la Consejería de la Reconciliación, inicialmente liderada por Eva Ferrer y actualmente por Álvaro González, ambos amigos de la primera dama.

Estos gastos extravagantes generan controversia, ya que contradicen la orden de austeridad del presidente Gustavo Petro, que incluye recortes en gastos de viáticos, prioridad a reuniones virtuales, promoción del teletrabajo y reducción del gasto en publicidad.

Juan Espinal, Vicepresidente II de la Cámara de Representantes, expresó su descontento y anunció que citará a funcionarios públicos encargados de cumplir los deseos de Verónica Alcocer. Además, cuestionó la promesa de la primera dama en la lucha contra la desnutrición infantil, señalando las muertes de niños por esta causa en 2023.

Sin embargo, toda la situación refleja tensiones en torno a la transparencia, la austeridad y la coherencia en el gobierno de Petro, pero pone, así mismo, en tela de juicio la propia figura de la primera dama de la Nación y el uso de recursos públicos a través de la misma.

 

Una criticada “representación oficial”

Aunque la figura de la primera dama no tiene funciones oficiales u obligatorias, Verónica Alcocer, desde la posesión de Gustavo Petro como presidente de Colombia el 7 de agosto, asumió su rol asistiendo a diversas citas internacionales en representación del país, generando críticas y cuestionamientos sobre su papel.

La primera dama ha participado en eventos como el funeral de la reina Isabel II, donde se encontró con los príncipes de Gales, y asistió a ONU Mujeres en Nueva York y representó al Gobierno colombiano en el funeral del ex primer ministro japonés Shinzo Abe, lo que generó una lluvia de críticas y hasta el Ministerio de Relaciones Exteriores y Migración Colombia tuvo que salir a hablar sobre los verdaderos gastos que representó la “gira” de Verónica Alcocer García para las finanzas nacionales.

 

¿Una figura innecesaria?

No obstante, con este nuevo escándalo, las voces van más allá La función de la primera dama en Colombia ha sido tradicionalmente de acompañamiento al presidente en ceremonias oficiales, mostrando la fortaleza familiar del mandatario. La figura no tiene funciones oficiales atribuidas, según la Sentencia C-089A/94 de la Corte Constitucional. Tampoco puede ejercer poder sobre funcionarios ni recibir salario por desempeñar el papel.

El Concepto 015491 de 2020 del Departamento Administrativo de la Función Pública destaca que la primera dama actúa de manera particular frente a la administración pública y no tiene facultades para realizar contrataciones o supervisar personal. Su papel se limita a colaborar en tareas protocolarias y tener iniciativas en asistencia social o beneficencia pública.

Los trinos van y vienen al respecto sobre si trata de una figura que debe desaparecer como primero había solicitado el congresista David Racero en la anterior gestión, un reto recordado por los usuarios, a lo cual solo ratificó que se trata de una herencia “antirepublicana”, pero sin cuestionar finalmente los onerosos gastos de la esposa de Petro.

Sectores de la oposición y ciudadanos cuestionan la necesidad y pertinencia de esta figura, especialmente en el contexto de medidas de austeridad promovidas por el presidente Petro, por considerar que este tema, además de la cantidad de dinero utilizado por la primera dama, debe analizarse desde el punto de vista jurídico y del correcto uso de recursos públicos.

 

 

 

 

La asesora jurídica Gloria Vélez, detalla esto en una columna publicada en Voz Pública y “desempolvada en medio de este debate. A continuación algunos puntos clave de su análisis:

  • La figura de la primera dama no tiene sustento legal ni democrático en Colombia. No está contemplada en la Constitución ni en la ley.
  • La Corte Constitucional ha establecido que la primera dama no es una servidora pública y sólo puede ejercer funciones específicas que la ley le asigne.
  • El presidente no puede asignarle funciones públicas ni administrativas a su cónyuge por decreto. Esto solo se podría hacer por ley.
  • Otorgarle a la primera dama funciones diplomáticas como “embajadora especial” sin sustento legal es problemático y pone en duda la legitimidad del Estado.
  • El uso de recursos públicos para financiar actividades de la primera dama requiere justificación y rendición de cuentas al carecer de marco legal.
  • Más allá de loables labores sociales y protocolarias, la primera dama no debe tener acceso a recursos públicos sin control legal.