El hospital público mejor equipado al que pueden acceder los residentes de la provincia occidental de Ghor, en Afganistán, se encuentra desbordado de pacientes enfermos, y muchos de ellos son niños. Según una investigación de la BBC, al menos 167 niños mueren en Afganistán cada día a causa de enfermedades prevenibles, y la situación en Ghor plantea serias preguntas sobre por qué la atención médica pública en Afganistán se está desmoronando tan rápido.

La sanidad pública en Afganistán nunca ha sido adecuada, y el dinero extranjero que la financió casi en su totalidad durante las últimas dos décadas se congeló en agosto de 2021, cuando los talibanes retomaron el poder. Además, la reciente prohibición de los talibanes para que las mujeres trabajen para organizaciones no gubernamentales y caritativas hace que cada vez más difícil las operaciones de las agencias humanitarias, lo que pone en riesgo a más niños y bebés.

Un paseo por el cementerio cercano al hospital de Ghor revela que la mayoría de las nuevas sepulturas son de niños. La financiación, que ya es muy ineficiente, también podría estar en riesgo. Las agencias advierten que sus donantes podrían hacer recortes en rechazo a las restricciones que los talibanes han impuesto sobre las mujeres, incluida la prohibición de que las afganas trabajen para la ONU y las ONG.

La situación en Afganistán es desesperada, y se necesita ayuda urgente para salvar a los niños y bebés enfermos que se encuentran en hospitales como el de Ghor. Hasta el momento, Afganistán solo ha recibido el 5% de los fondos solicitados por la ONU. Es necesario que la comunidad internacional actúe rápidamente para evitar una tragedia aún mayor.