Nicolás Luaiza, un soldado profesional que se convirtió en abogado, lidera la voz de cientos de soldados que protestan por los despidos injustos en el Ejército. Muchos de ellos, sin estudios, afirman haber sido humillados por la institución.

Según Luaiza, la notificación de que no continuarían en el Ejército les llegó después de 20 años de servicio, cuando debió haber sido a los 19 años, para que tuvieran la oportunidad de hacer completo el programa de reintegro a la vida civil.

La situación ha tenido impactos psicológicos y económicos en los soldados y sus familias, pues muchos de ellos han estado vinculados al Ejército durante toda su vida laboral y no saben hacer otra cosa. El programa de reintegro, según dicen, ha sido mal manejado por la institución.

Por esta razón, decenas de soldados y sus familias se movilizarán el próximo miércoles en Bogotá para protestar en el Ministerio de Defensa y denunciar los atropellos de los que han sido objeto. Los soldados afirman que han sido peloteados con reuniones en las que no les resuelven nada y encuentros con personas que no tienen capacidad de decisión en el Ejército.

El militar indicó que los soldados debieron haber sido llamados al retiro asistido a los 19 años de servicio, y no a los 20 como lo hicieron, lo que ha vulnerado sus derechos. “Nos llaman a los 20 y a los dos meses no llega la baja”, afirmó.