Un hombre de 58 años ha sido ejecutado en la ciudad de Hangzhou, al este de China, por haber matado a su esposa en julio de 2020. El hombre, identificado como Xu Guoli, fue condenado a muerte en julio de 2021 por homicidio involuntario. Según el Tribunal Popular Intermedio de Hangzhou, las pruebas en su contra eran “abundantes y concluyentes”.

En un principio, Xu había denunciado la desaparición de su esposa, Lai Huili, y había ofrecido una recompensa de 100.000 yuanes por información que ayudara a encontrarla. Sin embargo, después de que las autoridades analizaran miles de horas de video y vaciaran las fosas sépticas del complejo residencial donde vivía la pareja, se encontraron restos de tejido humano.

Después de ser arrestado, Xu confesó haber matado a su esposa después de poner pastillas para dormir en su bebida. Posteriormente, cortó su cadáver con una picadora de carne y cuchillos de cocina, y se deshizo de las diferentes partes del cuerpo tirándolas por el inodoro y arrojándolas en botes de basura cercanos.

Durante el juicio, Xu afirmó que él y su esposa a menudo se peleaban por problemas financieros y por la educación de su hija. Sin embargo, la fiscalía dictaminó que hubo premeditación en su accionar, aunque se esmeró en aclarar que se trató de un “acto impulsivo”.

China no proporciona cifras oficiales sobre el número de condenados a muerte, pero Amnistía Internacional ha señalado que “China sigue siendo el mayor perpetrador del mundo” en el informe de 2021 sobre la pena capital. Las autoridades chinas no han proporcionado detalles sobre el método utilizado para quitarle la vida a Xu antes de su ejecución.