La historia de la muerte de un sacerdote en un bar de Medellín; su acompañante lo dejó abandonado

Por: becquerel

7 febrero, 2023

La historia de la muerte de un sacerdote en un bar de Medellín; su acompañante lo dejó abandonado

El hombre que murió en un bar ubicado en el barrio Laureles de Medellín era un sacerdote que respondía al nombre de Javier Eduardo González Pertuz.

El religioso, quien tenía 39 años y era oriundo del departamento de Córdoba, ingresó al establecimiento en compañía de otro hombre en la noche del viernes y horas más tarde falleció en extrañas circunstancias.

En la madrugada del sábado, luego de haber departido en el bar, el sacerdote se desplomó en una de las mesas al tiempo que su acompañante salió del sitio con sus pertenencias.

Tras verlo desplomado, el administrador del lugar habría decidido sacarlo del bar y llamar la Policía. Los uniformados encontraron al hombre sin vida.

“Luego de hacer las verificaciones pertinente, esta persona se encontraba en compañía de otro sujeto quien después de departir un tiempo determinado se va del lugar”, dijo el coronel José Rafael Miranda, subcomandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá.

El religioso, quien tenía 39 años y era oriundo del departamento de Córdoba,
González era formador en el Seminario Misionero San José de Medellín. La comunidad religiosa de Antioquia ha enviado mensajes de condolencia y exaltado su labor al servicio de la comunidad.

Yenny Espitia, prima del sacerdote, publicó un sentido mensaje en sus redes sociales que refleja el dolor que le está causando su muerte:

“Parece mentira escuchar que ya no estarás más con nosotros., que ya no volveremos a escuchar tus consejos, que no habrá más de tus risas, de tus anécdotas, de tus oraciones, de ese amor tan grande que siempre tenías para darnos. Fuiste un excelente hijo, hermano, primo, nieto y sacerdote. No tengo palabras para expresar lo agradecida que estoy por todo lo que hiciste por nosotros y lo que hoy me duele tu partida”.

 

Su amor por el fútbol

Además de su entrega a Dios, el padre Javier era un apasionado por el fútbol, tanto que cada que tenía oportunidad, iba a ver los partidos de Atlético Nacional o de la Selección Colombia en el estadio. Uno de sus familiares relató que “llegó a ir a Barranquilla varias veces para ver los partidos de la selección en las eliminatorias”.

También resaltó que tenía muchas -no especificó cuántas- camisetas de la tricolor y del Verde. Por esta pasión futbolera fue que salió un rato del seminario el pasado viernes, pero nunca más volvió con vida.

Aun no hay parte oficial sobre la muerte del sacerdote

En la madrugada, el padre quedó inconsciente en una de las mesas y su acompañante salió del lugar con sus pertenencias, como el celular, la billetera y una chaqueta. El propietario del establecimiento lo sacó hasta la entrada, pensando que estaba altamente embriagado, y llamó a la Policía. Cuando los uniformados llegaron encontraron que no tenía signos vitales.

Mediante las labores forenses realizadas por Medicina Legal, en el transcurso de la tarde del sábado se confirmó que esa persona muerta en la mesa del bar era el padre Javier, quien se desempeñaba como formador en el Seminario Misionero San José, ubicado en el barrio Córdoba, noroccidente de Medellín.

En manos de los forenses quedará por establecer si este religioso murió con escopolamina o sustancias similares utilizadas para reducir su resistencia y facilitar el hurto de sus pertenencias.

 

Parágrafo Con información de Semana, Pulzo, Caracol