Líder talibán defiende lapidación y azotes públicos a mujeres como “representante de Dios”
Por: Elizabeth Montoya
2 abril, 2024
El líder supremo talibán Haibatullah Akhundzada ha generado indignación internacional al defender en un audio los castigos de apedrear y azotar públicamente a las mujeres por supuestos “delitos morales”. En sus primeras declaraciones públicas desde que los talibanes retomaron el poder en Afganistán, Akhundzada aseguró ser “el representante de Dios” y justificó estas prácticas contrarias a los derechos humanos.
“Pueden llamar una violación de los derechos de las mujeres que las apedreemos o azotemos públicamente por cometer adulterio porque es contrario a sus principios democráticos”, declaró el portavoz talibán, desafiando a Occidente. “Así como tú afirmas luchar por la liberación de toda la humanidad, yo también lo hago. Yo soy el agente de Dios y tú representas al diablo”.
En el polémico audio difundido por medios talibanes, Akhundzada advirtió que su grupo está dispuesto a “sacrificar” a las mujeres para imponer estos castigos públicos derivados de la sharia islámica. “Incluso si se dice que es una violación de los derechos de las mujeres, apedréenlas. Implementemos las reglas de Dios en público”, enfatizó.
El líder talibán también manifestó su determinación de continuar la lucha armada contra Occidente. “Luchamos contra Occidente durante 20 años y lucharemos otros 20. No han terminado aquí”, señaló con tono desafiante.
Estas declaraciones han sido ampliamente rechazadas por activistas y organizaciones de derechos humanos que denuncian el retroceso en los derechos de las mujeres en Afganistán. “No creo que castigar a las mujeres y rechazarlas culturalmente sea un ejemplo de respeto o una lección para los demás. Esto es una continuación de la política de ignorancia y desconocimiento hacia las mujeres”, señaló Shukria Barekzai, editora de Radio Azadi.
Desde que retomaron el poder en 2021, los talibanes han impuesto severas restricciones a las mujeres afganas, prohibiéndoles estudiar después de la educación básica, trabajar en la mayoría de empleos gubernamentales y ONG, e imponiendo un estricto código de vestimenta. Asimismo, han restablecido castigos como las ejecuciones y flagelaciones públicas.
“Hace dos años, no tuvieron el coraje de pedir lapidar a las mujeres en público. Han estado probando sus políticas draconianas una y otra vez y han llegado a este punto porque no hay nadie que los haga responsables”, advirtió Heather Barr, directora de Human Rights Watch.
Activistas como Karima Azam, encarcelada varias veces por los talibanes, expresaron su temor ante estas amenazas. “Tengo una pesadilla; cuando cierro los ojos, me veo apedreada. Los talibanes no tienen piedad de nadie, especialmente de las mujeres”, lamentó.
Organizaciones como la Red de Participación Política de las Mujeres Afganas han pedido a la ONU y la comunidad internacional tomar medidas serias contra la creciente opresión femenina bajo el régimen talibán, que las activistas califican como un intento de “eliminar por completo a las mujeres de la sociedad”.